Queremos expresar una vez más nuestro agradecimiento a las mujeres y hombres que nos acompañan desde todos los rincones del país a construir nuestra Alianza Verde y ciudadana. Nuestro compromiso para construir este proyecto alternativo, que elimine las prácticas de la política tradicional, y las sustituya por una manera distinta, decente y constructiva de hacer política y ejercer el gobierno al servicio de los colombianos sigue adelante.
Sabemos, y nos enorgullese, que nuestros votantes son ciudadanos libres y autónomos, que toman sus decisiones políticas y electorales pensando en los mejores intereses de nuestro país.
Los invitamos a votar en la segunda vuelta presidencial masivamente, a salir de la apatía y la abstención. Su voto es lo único que tiene el poder de transformar nuestro país. También los invitamos a dejar atrás los odios y concentrarnos más bien en la construcción de una Colombia en la que todos quepamos.
Interpretando el sentir de nuestros líderes y electores a lo largo y ancho del país, hemos decidido no expresar apoyo público a ninguno de los dos candidatos en contienda. Invitamos a cada uno de nuestros electores a votar por la alternativa que mejor interprete los principios y propuestas programáticas de nuestra Alianza Verde y ciudadana, de los cuales queremos destacar los siguientes:
1. Consideramos esencial la continuación y culminación de las negociaciones en La Habana. No hacerlo sería un error histórico. Insistimos que esas negociaciones de paz deben ser una política de Estado que se mantenga de gobierno a gobierno. Aunque siempre habrá el riesgo de fracaso eventual en cualquier negociación, debemos comprometernos a fondo con las que están en curso, que de tener éxito, nos evitarían décadas de violencia, decenas de miles de jóvenes colombianos muertos y harían posible la inversión y el progreso de nuestras regiones. Hacemos nuevamente un llamado a todos para que entendamos que la paz requiere garantizar los derechos a la verdad, justicia y reparación para todas las víctimas. También que la paz no se puede lograr con impunidad, pero tampoco sin generosidad.
2. No podrá ser posible ni la paz, ni el progreso, mientras la legitimidad de nuestro Estado y de nuestra sociedad misma estén carcomidas por la politiquería que produce ineficiencia y corrupción. Tan importante como las negociaciones en La Habana, es una decisión de cambiar las prácticas clientelistas y corruptas, como los cupos indicativos de los Congresistas, y también de hacer una reforma política y electoral de fondo. Ambos pasos son indispensables para que la política se reconcilie con la ciudadanía y recobre su confianza para representarla.
3. Hagamos un gran pacto nacional para garantizar el derecho efectivo a recibir educación y salud de calidad. Ambos son condiciones indispensables para lograr un país equitativo, ambientalmente sostenible, con oportunidades para todos y para alcanzar la verdadera paz.
4. Trabajar por una Colombia más igualitaria y un apoyo especialmente decidido al bienestar campesino y de todas las etnias de nuestra Colombia rural; la paz depende, por encima de todo, de cumpirle a ellos. También de una reforma urbana que incluya una intervención estatal decidida y efectiva en las tierras urbanas y suburbanas, para que los colombianos más pobres no tengan que recurrir a la urbanización ilegal y sacrificar su calidad de vida.
5. Nuestros verdaderos recursos estratégicos son el agua y la biodiversidad, su protección y adecuado uso deben ser la prioridad nacional. Siempre que haya conflicto entre la minería u otra actividad económica y el ambiente, debe darse prioridad a la protección del ambiente.
Seguiremos trabajando para que esos propósitos sean una realidad. Y continuaremos la construcción de la esperanza, de nuestro proyecto independiente de Alianza Verde y ciudadana para que en futuras oportunidades Colombia pueda escoger mejor.